Hace ya varios meses que se comenzó a enfrentar la pandemia del COVID-19. Empezando desde un desconocimiento ante el virus y un escenario incierto, pasando por un confinamiento total y posterior desescalada, se estableció la “nueva normalidad” como escenario. Siendo tan incierto como lo fue el comienzo, es innegable que la sociedad ha pasado y seguirá pasando por muchas dificultades en dicho escenario. De la misma manera, es innegable el papel que han tenido las ONG en la gestión y la contención de situaciones vulnerables y extremadamente vulnerables ante la pandemia.
Siendo el tercer sector, un sector con la gran mayoría de entidades con presupuestos limitados, que actúan en ámbitos locales o provinciales, es más que meritorio el papel que han tenido a la hora de trabajar con la población en situación vulnerable que, de otra forma, no habría obtenido ayuda. Es decir, las ONG han conseguido llegar a donde normalmente, los servicios públicos no consiguen llegar.
Junto a su característica de tener contacto con las personas más vulnerables, las ONG también tienen la capacidad de modificar rápidamente la prioridad de sus acciones. De hecho, fueron las primeras (junto a iniciativas solidarias de vecinos y vecinas) en dar respuesta comunitaria, canalizar donaciones para dichas respuestas, respaldar los sistemas médicos para maximizar sus capacidades y hacer cribados de los contagios.
- Principales ámbitos de actuación de las ONG durante la pandemia
En general, los ámbitos en los que se han centrado y siguen centrándose las ONG durante esta pandemia, son la inserción social, la salud, las personas con discapacidad y la educación. Ámbitos en los que coinciden colectivos de personas vulnerables y requieren, en la gran mayoría de casos, atención específica para sus situaciones.
En lo relacionado a la inserción social, se da respuesta a una gran parte de la sociedad que antes de la pandemia vivía al día y que cualquier imprevisto les suponía una grandísima dificultad. Pues resulta que el peor escenario posible ha resultado ser realidad y para todas aquellas personas que vivían y siguen viviendo al límite, las ONG han supuesto un apoyo indispensable para no quedar desatendidas y excluidas completamente. Siendo conscientes de que su situación no cambia del todo, aún con el apoyo recibido, por supuesto.
También está el colectivo de personas mayores que encuentran un gran obstáculo en el distanciamiento social y el contacto mediante herramientas digitales.Un obstáculo que les dificulta ejercer un envejecimiento activo, esencial para el desarrollo de su bienestar.
La salud, ha sido la piedra angular en la que se han centrado las decisiones durante la pandemia. Como se ha comentado al principio, el papel de las ONG y su respaldo a los sistemas sanitarios ha sido crucial en la respuesta a la pandemia.
Sin embargo, hay otro aspecto clave en la salud, que requiere de la intervención social, el aspecto psicológico del proceso que suponen todas las dificultades vividas a causa de la pandemia. Por ejemplo, es fundamental ayudar a pasar el duelo de una persona querida que ha fallecido. Acompañar en ese proceso del duelo, ayudar a ponerse en contacto con las familias, en situaciones que hoy en día complican ese último acercamiento hacia la persona fallecida. También, están las personas que padecen problemas psicológicos que han empeorado o han sido causados por el aislamiento social, problemas en el sistema familiar, madres solteras, etcétera.
Otro gran problema relacionado con la salud es la alimentación. La alimentación ya era un problema antes de la pandemia al que se le daba una cierta asistencia. Sin embargo, esta situación lo ha agravado sobremanera. Hambre cero, como objetivo primordial, ha tenido una gran apoyo en esta pandemia y resalta el acercamiento de jóvenes personas voluntarias para reemplazar a una gran mayoría de voluntariado de tercera edad y grupo de riesgo.
Las personas con discapacidad, es otro colectivo muy obstaculizado y a la que se ha intentado dar respuesta inmediata desde las ONG. Las personas con discapacidad han visto mermado todo tipo de avance que habían tenido en los últimos años, en lo que se refiere a su socialización, cuidado y vida digna. La rutina, que les daba cierta estabilidad con sus situaciones, completamente alterada. Obstáculos para sus respectivos cuidados, educación, empleo y todo tipo de actividades. Es decir, han vuelto del espacio público al espacio privado de casa, donde está comprobado que empeora su situación.
Por último, el ámbito de la educación, ha necesitado y sigue necesitando de personal voluntario y cobertura por parte de las ONG para desarrollar lo mejor posible sus actividades. Sobre todo con niños y niñas que tienen dificultades para conseguir herramientas digitales que les permita seguir el ritmo de las clases desde casa o con apoyo extraescolar. Por otro lado, es destacable el aislamiento y estigmatización que supone a esas edades no disponer de este tipo de dispositivos. Por ello, es esencial el trabajo que las ONG hacen en este aspecto y en otros, como el apoyo con los idiomas, y refuerzo en las demás materias escolares.
Otros aspecto destacable de la pandemia es la labor que hacen y el apoyo que requieren las personas cuidadoras, presentes, prácticamente en todos los ámbitos comentados. Su trabajo y el apoyo que les llega desde las ONG son una de las bases más importantes en la contención del virus y el bienestar social.
- Las situaciones extremas a nivel internacional
Los problemas mencionados son comunes en todo el mundo. Lo natural en estas situaciones tan graves es mirar la situación que está viviendo el medio más cercano. Sin embargo, hay situaciones extremas que requieren ayuda internacional. Son el caso de territorios afectados por enfermedades infecciosas como el VIH o la tuberculosis; Fronteras aglomeradas y campos de refugiados de Siria, Turquía o Grecia, como ejemplos; o territorios de continuos conflictos internos como la República Democrática del Congo, Venezuela, Nicaragua, etcétera.
[Proyectos de voluntariado internacional]
- Conclusiones y vista a futuro
Todo este marco de problemas sociales puede parecer caótico y complicado y, desde luego que lo es. Sin embargo, como se viene diciendo, cabe destacar la respuesta por parte de las ONG en todos esos ámbitos. Sobre todo, porque frente a las dificultades a causa de la gestión de las administraciones públicas, el tercer sector social ha sabido reestructurar sus actividades, organizar y recaudar fondos para tener reservas para futuros meses y establecer actividades presenciales (indispensable en muchas situaciones extremas) con seguridad.
Se le pide a las administraciones públicas más comprensión, flexibilidad y presupuesto para que las ONG puedan ejercer sus funciones con libertad y responsabilidad. Sobre todo, teniendo en cuenta su capacidad de mantener contacto con las personas de extrema vulnerabilidad, el aumento de personas voluntarias que han recibido y que se espera desarrollar un tercer sector social fuerte, con un gran apoyo social.