Lo primero de todo es necesario definir lo que se entiende por voluntariado:es una actividad solidaria y social, de carácter altruista, que se realiza a través de una organización y en un proyecto o programa determinado. Es una elección libre, ética, ligada a tus valores y motivaciones personales. Lo que se busca: personas con actitud abierta, respetuosas, responsables, solidarias y comprometidas.
En cuanto a los derechos y deberes de las personas voluntarias y, correspondiente normativa de las relaciones entre entidad y personas voluntarias, se definen en los artículos 10, 11 y 12 de la Ley 45/2015, de 14 de octubre, de Voluntariado.
Una vez establecido el marco en el que se mueve la relación entre las personas voluntarias y las ONG, las claves para que esa relación sea la más fructífera posible son implantar un plan de voluntariado y un programa de voluntariado. Por un lado, el plan de voluntariado es un marco general que concreta los objetivos generales y da coherencia al modelo de gestión del voluntariado a medio largo plazo. Da un sentido global al rumbo de la actividad voluntaria en la entidad. Su objetivo es responder a las siguientes 3 preguntas:
¿Cúal es la función de las personas voluntarias en nuestra entidad?
¿Qué causas o personas pueden llegar a beneficiarse de la acción voluntaria?
Y en la otra cara de la moneda ¿Qué aporta nuestra entidad al voluntariado?
Por otra parte, un programa de voluntariado acota los objetivos e ideas del plan en un espacio y tiempo determinado a corto y medio plazo. Dentro de un programa se fijan los objetivos y para conseguirlos se tienen en cuenta los recursos disponibles y se estructuran proyectos, actividades y tareas específicas. Las fases de un programa de voluntariado son las siguientes:
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Captación y selección de voluntariado:
Lo primero de todo es definir el o los perfiles de las personas voluntarias que requiere el programa. Definir las necesidades que cubrirá la persona voluntaria en la organización y pasar al proceso de captación. Lo ideal es buscar y encontrar a personas que compartan los valores principios y filosofía de funcionamiento. Entre las técnicas que posibilitan la captación de personas voluntarias, para un primer filtrado y contacto, destacan las plataformas digitales como la que ofrecemos desde Gotongo que facilitan mucho este tipo de procesos. Después, es conveniente contactar de manera más directa y confirmar que la persona es adecuada para el perfil fijado.
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Acogida, formación básica e incorporación:
El proceso de acogida debe de ser en todo momento un proceso bien comunicado. La persona voluntaria debe tener claro cuál es su papel y el puesto que tendrá dentro de la organización. Por ello, dar a conocer el funcionamiento de la entidad es crucial. Una formación básica en relación a la actividad que realizará la persona voluntaria es necesaria. Después, se pasa a firmar el acuerdo de incorporación que la entidad debe tener preparada para los perfiles de voluntariado.
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Acompañamiento y seguimiento:
La comunicación interna sigue siendo crucial, entre otras cosas, para reconocer la labor de la persona voluntaria y que se sienta valorada. También da la oportunidad a que la persona voluntaria sea parte activa de la entidad y pueda dar a conocer algún tipo de malestar o problema de funcionamiento. La relación entre persona voluntaria y entidad, debe ser continua, dinámica y recíproca. Establecer una formación contínua durante esta fase del programa es parte del seguimiento y desarrollo de la persona voluntaria como de la actividad que esté llevando a cabo. Como última parte del acompañamiento se deja la evaluación de la actividad llevada a cabo por la persona voluntaria.
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Cierre de la actividad:
La finalización de la actividad voluntaria supone el fin del compromiso firmado al principio. Es posible que una persona vaya a estar durante muchos años ayudando en un proyecto, pero habrá un momento en el que la persona voluntaria tenga que dejar o disminuir su presencia en la entidad. Siendo algo natural de todo programa de voluntariado, no es algo negativo, pero sí que requiere especial atención. Tanto si la actividad de la persona voluntaria ha sido de muchos años o de unos meses, es importante efectuar, por una parte, una despedida informal por parte del grupo y, por otra parte, una reunión oficial de cierre. Por último, los agradecimientos pertinentes y la entrega del certificado de voluntariado si se requiere.
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Vinculación:
Para aquellas personas voluntarias que deseen seguir vinculadas a la ONG, ya sea de forma puntual o de forma periódica, disminuyendo sus responsabilidades se extiende esta última fase de la relación. Mantener el contacto con la persona voluntaria después de su aportación directa a la entidad conlleva, habitualmente, muchos beneficios a coste muy bajo. Se mantiene la conexión con otro tipo de relación y da la oportunidad de nuevas formas de colaboración para futuras acciones voluntarias (tanto permanentes como puntuales).
La relación colaborativa se puede dar mediante comunicaciones específicas o publicaciones periódicas, con invitaciones a actos, oferta de formaciones y llamamiento para actividades puntuales.
*Para mayor detalle sobre la gestión y cuidado de las personas voluntarias en las ONG, como del programa de voluntariado véase la bibliografía.
BIBLIOGRAFÍA
Plataforma de Voluntariado de España (2019): “Manual del ciclo de gestión de las personas voluntarias”. Recuperado de https://plataformavoluntariado.org/wp-content/uploads/2019/12/mcgpv.pdf
Médicos del Mundo (2002): “Manual de Gestión del Voluntariado”. Recuperado de https://www.solucionesong.org/img/foros/5380ddb80710e/2002_manualdegestion_MDM.pdf